Cualidades del tutor a distancia
Lentell (1995) nos habla de que el tutor de enseƱanza a distancia ha de ejercer y mostrar condiciones de apoyo, entusiasmo, Ć”nimo, empatĆa, demostración, explicación, clarificación, ubicación de objetivos, evaluación, realimentación, corrección, graduación. En definitiva, estas caracterĆsticas y las seƱaladas anteriormente para los tutores harĆ”n de Ć©stos, sin duda, unos autĆ©nticos superhombres.
Si tratĆ”semos de resumir todas estas cualidades, resulta de interĆ©s la aportación de Spruce y otros (1988). En todos los Ć”mbitos educativos se ha insistido en averiguar cuĆ”les podrĆan ser las cualidades ideales del tutor u orientador. Ha sido mucha la literatura escrita sobre la cuestión. De todas formas, a pesar de la variedad de perspectivas y conclusiones de todos estos estudios, parece que bĆ”sicamente se reiteran cuatro cualidades principales en el tutor que fundamentan una buena acción tutorial o dificultan, en casos de ausencia, esa labor. Estas cualidades son:
cordialidad, aceptación, honradez y empatĆa. Vamos a aproximarnos a cada una de ellas.
1- Cordialidad
La cordialidad es la capacidad de hacer que las personas que tratan con nosotros se sientan bienvenidas, respetadas y cómodas.
Podemos mostrarnos cordiales ante los alumnos, en los distintos tipos de contacto, a travƩs de:
• El lenguaje corporal, gestos, expresiones, etc.
• Tono de voz (atención al telĆ©fono)
• Lo que se dice y escribe y cómo se dce.
Pueden dificultar la cordialidad:
• Los propios sentimientos. DifĆcilmente transmitirĆ© cordialidad si no estoy o me siento bien en ese momento.
• Falta de confianza, timidez
• Excederse en el trato afable puede entorpecer la relación. Tratar al alumno como nos gustarĆa que lo hiciesen con nosotros.
• Relación con alumnos molestos, airados, deprimidos o problematizados por cuestiones ajenas al estudio que realizan.
2- Capacidad de aceptación.
Es fundamental que el alumno estĆ© relajado y satisfecho. Aceptar la realidad del estudiante a travĆ©s de la relación presencial, postal, telefónica, etc., es fundamental. En sus contactos con el tutor debe quedar convencido de que es merecedor de respeto y atención. Criticar airadamente las acciones del estudiante pueden llegar a romper la comunicación, la cordialidad y la cercanĆa.
3- Honradez.
Sinónimo en este caso es la autenticidad. Ser honrados o auténticos no creando en el estudiante falsas expectativas sobre lo que podemos ofrecerle o sobre el curso que piensas realizar o estÔ cursando. Cuidad los sentimientos manifestÔndonos con honestidad, sin complejo de superioridad y poseedores de toda la verdad.
4- EmpatĆa.
El concepto de empatĆa debemos distinguirlo de los de simpatĆa e identificación. EmpatĆa significa sentir el daƱo, la tristeza, la alegrĆa o la satisfacción del otro de la forma mĆ”s aproximada a como Ć©ste lo siente.
Es decir, ponernos en lugar del otro. Es quizĆ”s la empatĆa la cualidad mĆ”s importante que puede poseer un tutor. Sendo la simpatĆa muy beneficiosa como ayuda natural e inmediata, difĆcilmente resuelve problemas o ayuda a las personas a cambiar.
Todo tutor debe cultivar la capacidad:
Capacidad de escuchar y leer.
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Por escucha/ lectura activa podemos entender la actitud de interés por lo que se le cuenta. En su caso, se debe notar que se estÔ escuchando o que se leen con atención los mensajes o trabajos por él enviados. Se debe mostrar un alto grado de comprensión y respeto, pero que se note.
Por escucha/lectura inteligente debemos interpretar que el tutor debe escuchar/ leer lo que se dice /escribe y lo que no se dice/ escribe intencionalmente o inconscientemente. Esa inteligencia debe animar al estudiante a expresar sus sentimientos y preocupaciones sin verse sometido a coacción. Para cultivar esta capacidad de escucha, podemos señalar cuatro técnicas fÔciles de utilizar, siguiendo a Spruce y otros (1988), en este caso referido sólo a la escucha:
• Reflexión o reflejo. Se trata de reflejar el sentimiento o idea dominante de lo que acaba de decir el estudiante, resumiendo o parafraseando sus palabras, omitiendo toda evaluación crĆtica y toda opinión. No consiste en repetir sencillamente las Ćŗltimas palabras del estudiante, sino de reformular la afirmación, de tal forma que se estimule al estudiante a proseguir.
• Evitar preguntas que se pueden responder con un SI o un NO y las preguntas que comienzan: ¿Por quĆ©? Estas preguntas tienden a cortar el flujo natural de los pensamientos de un estudiante. Tienden a considerar el contacto, relación o entrevista como un interrogatorio y ponen al estudiante a la defensiva.
• Recordar que se sigue escuchando. Tanto en la relación presencial como telefónica resulta interesante seguir recordando al estudiante que se le sigue escuchando (especialmente por telĆ©fono), a base de sonidos, ruidos o palabras breves (ya, si, hum,uh-uh,etc.). AsĆ, sin interrumpir se intercalan estos sonidos para que el estudiante perciba que se le estĆ” siguiendo.
• Escuchar el silencio. No interrumpir durante los vacĆos de una conversación. A veces, el silencio es embarazoso y amenazante, por eso procuramos rellenarlo con algĆŗn comentario. Con frecuencia esto no es necesario porque al hacerlo estamos cortando la lenta reflexión del alumno.
Referencia:
http://www.cird.org.py/formadores/Modulo9.html
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